En esta lista podríamos poner decenas de lugares a donde
ir, pero que sirvan de muestra esta docena.
1. Islas Galápagos (Ecuador).
Aislamiento, en biología, es casi siempre
sinónimo de especies únicas, extrañas y maravillosas. Así ocurre con las Galápagos, un archipiélago volcánico a unos 1.000 kilómetros
de las costas de Ecuador donde
unas pocas especies procedentes del continente se quedaron aisladas del resto y
evolucionaron de forma independiente,
adaptándose a las condiciones especiales de cada isla.
Herman Melville, el autor de Moby Dick, se refirió a ellas como
'las estériles encantadas', pero
hay pocos lugares en el planeta donde la vida palpite como en este archipiélago
de 13 islas volcánicas y
más de 110 islotes y rocas pobladas por pingüinos, iguanas
terrestres y marinas, leones de mar, ballenas y miles de pájaros.
Sin olvidar las tortugas gigantes –galápagos– que dan nombre al archipiélago y son los seres más longevos que existen (su edad sobrepasa los 150 años), si exceptuamos los árboles y algunas bacterias. Charles Darwin lo visitó en 1831, durante su célebre viaje a bordo del Beagle, y allí encontró las bases de su teoría de la evolución. La ausencia de depredadores en las Galápagos hace que la fauna del archipiélago se muestre sumamente confiada con los visitantes, que pueden acercarse a un palmo de los animales, aunque sin salirse de los senderos marcados.
Isla Nublar, el hogar imaginario de los
dinosaurios de Parque Jurásico,
existe. Pero no está en Costa Rica, sino en Indonesia, y se llama Komodo.
Las leyendas sobre feroces
dragones que circulaban sobre esta pequeña isla al este de Bali se hicieron realidad en 1911,
cuando la Administración colonial holandesa envió una expedición para comprobar
la veracidad de tales rumores y descubrió unos monstruosos lagartos carnívoros que tienen una antigüedad de 200
millones de años y pueden alcanzar los seis
metros de longitud: Los dragones
de Komodo.
3. Montes Virunga (República Democrática del Congo, Uganda
y Ruanda).
Al escritor británico Edgar Wallace se debe la paternidad de uno de los monstruos más entrañables
del cine fantástico: El gigantesco, melancólico gorila King-Kong.
Aunque la maravillosa película que Ernest B. Schoedsack y
Merian C. Cooper realizaron en 1933 sitúa su hogar en la remota e imaginaria
Skull Island (la isla de la Calavera), el hábitat de los auténticos gorilas de
montaña --más pequeños que Kong, pero no menos impresionantes-- son los montes
Virunga, en África Central, una cadena de volcanes que se extiende entre la
República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda. Debajo se puede ver un
trailer de Gorilas en la Niebla (1988), basada en la vida de Diane Fossey,
asesinada en 1985 en Ruanda por cazadores furtivos.
4. Serengueti y Masai Mara
(Kenia y Tanzania).
Los cocodrilos de
Kirawira -conocidos por su enorme
tamaño, más de siete metros- llevan un año esperando. Y los del río Mara también. Pero merecía la pena. La
gran manada ya se ha puesto en
marcha (en mayo), y es el momento de la grande bouffe: Hasta finales de octubre, durante la estación
seca, más de un millón de ñúes y
cerca de 800.000 cebras y gacelas se pondrán al alcance de sus
fauces cuando intenten vadear el Mara
y sus afluentes en busca de los pastos frescos de Kenia. En el festín, donde cada año son devorados unos 100.000
animales, también participan hordas de leones
y hienas que acechan a los
rebaños de herbívoros durante su dramático
viaje, de casi 2.000 kilómetros, desde las llanuras del Serengueti (Tanzania). Los
supervivientes emprenderán el regreso en noviembre, al comienzo de la estación
de las lluvias, para aparearse. Y
vuelta a empezar.
5. El Arca de Noe (Kenia y Tanzania).
En Amboseli
(Kenia), se dejan ver búfalos
e hipopótamos, cebras, guepardos, ñúes, jirafas, oryx, impalas, leones y
elefantes que ser recortan
contra la cumbre nevada del Kilimanjaro,
que Hemingway describió
"tan ancha como el mundo entero, grande, alta e increíblemente blanca bajo
el sol".
En la vecina Tanzania, el cráter del volcán Ngorongoro, de
20 kilómetros de diámetro, es una suerte de Arca de Noé que acoge a la mayoría
de los grandes mamíferos africanos (excepto las jirafas), y en el lago Natrón, al norte de Tanzania.vive
la mayor colonia de flamencos ennos (Phoenicopterus minor) del mundo.
En sus aguas, muy alcalinas, se reproduce a sus anchas la
espirulina, una cianobacteria que tiñe de fucsia el agua, sirve de alimento a
las aves y les dota de su característico plumaje rosa.
6. Los siete
magníficos de Addo (Sudáfrica).
Los Big Five, los cinco grandes (búfalo, rinoceronte,
elefante, león y leopardo), están presentes en el parque de Addo, en Sudáfrica,
donde también se descubren otros dos gigantes marinos: la ballena franca y el
gran tiburón blanco.
Su extensión es menor que la del sudafricano parque Kruger
(de dos millones de hectáreas, frente a las 164.000 de Addo), lo permite ver a
la mayoría de los animales un espacio de tiempo más reducido.
7. Delta del Okavango
(Botsuana).
Las arenas blancas del Kalahari ocupan la mayor parte de
Botsuana, un país rodeado por Sudáfrica, Namibia, Zambia y Zimbabue. En
Botsuana se encuentra el delta del Okavango, la mayor desembocadura interior de
un río, un abanico aluvial que desaparece bajo el desierto del Kalahari. En
Kasane se encuentran la reserva de Savuti y el parque nacional de Chobe, donde
al atardecer se puede ver a cientos de elefantes bajar a beber al río junto con
hipopótamos, búfalo y antílopes.
8. Mariposas,
tiburones y ballenas (México).
La gran migración de las llanuras africanas es uno de los
desfiles más bellos y salvajes del reino animal, pero no el único: Todos los
años, a comienzos de otoño, millones de mariposas Monarca (Danaus plexippsus),
de vistosas alas color naranja y negro, llegan a las montañas del Estado
mexicano de Michoacán después de atravesar 5.000 kilómetros desde Canadá.
En enero, las ballenas grises se desplazan desde Alaska
hasta las lagunas someras de Baja California (Ojo de Liebre, San Ignacio, el
estero de la Soledad y bahía Magadalena), en México, para alumbrar a sus crías
tras recorrer más de 20.000 kilómetros.
Los islotes costeros del Mar de Cortés, al sur de Baja
California, acogen también en los primeros meses del año, cuando sus aguas son
más ricas en zooplancton, una población estable de tiburones ballena (Rhincodon
typus): el mayor pez que existe (12 metros).
Al igual que el pez luna (Mola mola), otro gigante del mar
de hasta más de cuatro metros y 2.300 kilos, vive en todos los mares templados
y cálidos del planeta. A a pesar de su imponente aspecto ambos son inofensivos.
9. Los tigres de
Kumaon (India).
La India cuenta con varias reservas dedicadas a los tigres
de Bengala.Una de las más conocidas es el parque nacional Jim Corbet, en el
Estado de Utar Pradesh, que lleva el nombre de un famoso cazador de felinos
comedores de hombres.
La mitad de la población mundial de rinocerontes indios
habita en el parque nacional de Chitwan, en Nepal, donde con suerte también se
pueden ver, a lomos de elefante, tigres de Bengala, leopardos, osos, ciervos y
cocodrilos. Sin salir de Asia, se puede admirar una de las mejores reservas de
orangutanes en Gunung Palung, en el área indonesia de Borneo.
10. La isla de los
osos, Kodiak (Alaska, EE UU).
¿Qué es la vida? Al final de la suya (abril de 1890), el
jefe indio Crowfoot (Pie de Cuervo), portavoz de los pies negros la definió
así: "Es el destello de una
luciérnaga en la noche. Es el aliento de un búfalo en invierno. Es la sombra
que corre sobre la hierba y se pierde al final del día".
Crowfoot es también el nombre de una montaña que se alza,
enmarcada por oscuros bosques de abetos de Douglas, en el parque nacional de
Banff, en las montañas Rocosas canadienses, un paraje recorrido antaño por los
indios pies negros donde todavía es posible descubrir osos grizzlys y lobos.
También hay grandes osos pardos en el parque nacional de
Yellowstone, en EE UU, aunque es es en la isla de Kodiak, en Alaska (EE UU),
donde existen más posibilidades de encontrarse con uno de estos simpáticos,
aunque peligrosos, plantígrados.
11. Esteros del Iberá (Argentina).
Yacarés de mirada furtiva y circunspectos carpinchos (o capibaras, roedores del tamaño de un cerdo) son los animales más
fáciles de ver y fotografiar en las excursiones por las lagunas que forman los esteros del Iberá (agua brillante en
guaraní), una reserva natural de 1,3 millones de hectáreas en la provincia de Corrientes, al norte de Argentina, que forma el segundo mayor humedal de América del
Sur, tras el Pantanal brasileño.
Los yacarés comparten cartel con 368 tipos de aves, 40
clases de anfibios, 125 de peces
(entre ellos, las temibles pirañas)
y 60 especies de reptiles, entre los que destacan la boa curiyú, la multicolor y venenosa serpiente coral y la yarará
o víbora de cruz. Más difíciles de vislumbrar son el escurridizo lobito de río (una nutria), el aguará guazú o lobo de crin, el venado de las pampas y el ciervo de los pantanos. Los esteros
son también un paraíso para los amantes de la pesca, que aguardan expectantes la floración del árbol lapacho, que suele marcar, en agosto,
el comienzo de la temporada de pesca del codiciado tigre: el pez dorado o pirá-yu.
12. Parque Nacional
de Doñana (España).
Se encuentran catalogadas 20 especies de peces de agua
dulce, 11 de anfibios, 21 de reptiles, 37 de mamíferos no marinos y 360 aves,
de las que 127 se reproducen habitualmente en el Parque. Tan bueno y tan cerca
de nuestra casa.