Este país es uno de los puntos importantes de la Ruta de la Seda, ya que es aquí donde encontramos ciudades legendarias como Samarcanda, Bujara y Khiva.
Antiguamente, en realidad hasta hace menos de cien años, no se hablaba de países sino de Reinos o Khanatos (El Khan era el gran Rey). Y en este territorio era vital el Khanato de Samarkanda, de Bukhara y de Khiva, con temibles ejércitos nacidos de los tiempos del gran Genghis Khan. Aunque el líder del glorioso pasado que uniera todo esto en un gran Imperio fue Tamerlán (1336-1405), quien llamó a las puertas de Delhi al igual que se hacía con la costa del Mar Caspio y fue una gran amenaza para China. Junto al anterior, hablamos de uno de los mayores batalladores y conquistadores de la Historia.
Tamerlán dio prosperidad a estas ciudades, embelleciéndolas con monumentos fascinantes, reflejo de un Arte con mayúsculas (el estilo timúrida) que se mantendría durante generaciones. Se sabía el centro del mundo, el nudo de comunicaciones más importante ente Asia y Europa, parada y fonda de mercancías varias. Había nacido ya la Ruta de la Seda, ese camino inmaterial que recorrían los comerciantes, artesanos, diplomáticos y personalidades, grandes viajeros sin saberlo, quienes mercadeaban con productos tales como gemas, alimentos, pólvora, seda, por supuesto, y algo más… el saber. Aunque este producto tan intangible no era intencionado sino que venía solo dentro de las alforjas de cada personaje.